... por Rafael García-Fojeda
Fechas y personajes
Tiene
una antigüedad de unos 2.200 años. Su núcleo más antiguo fue erigido quizá bajo
el faraón Ptolomeo
IV Filópator, y decorado posteriormente por el rey
nubio Adikhalamani de Meroe hacia
200-180 a. C., siendo dedicado a Amón de Debod ("Amani", en idioma kushita) e Isis (hay investigadores que piensan que su erección fue obra de
Adikhalamani, interviniendo posteriormente Ptolomeo IV en él). Posee
importantes añadidos de época ptolemaica y romano-imperial (del siglo
I a. C. al II d. C.).
Lugar
de culto
Durante la época ramésida se produce la
egiptización de Kush (Nubia). Es
entonces cuando se erige en Debod el primer edificio
en piedra del que se tiene constancia, consagrado por Sethi II. De nuevo,
desconocemos a qué divinidad estaba consagrado, pero de la necrópolis
colindante a este pequeño templo parece proceder una estela que menciona por
primera vez a «Amón de Debod». Algunos bloques de dicho templete ramésida se
reutilizaron en el templo grecorromano.
Emplazamiento
Se encontraba
situado en la pequeña localidad que lleva este nombre en las orillas del
río Nilo, próximo a la primera catarata,
en la Baja Nubia, «país del oro», al sur de Egipto, muy
cerca del lugar donde el Nilo corta al Trópico de Cáncer. Un poco más al norte, en la isla de Filé, se encontraba el gran santuario de la
diosa Isis. El templo de Debod formaba indirectamente
parte de ese santuario, aunque su culto estaba dedicado al dios Amón de Debod. Teológicamente ligado a Filé desde el siglo I a. C., tendrá también una especial vinculación con otros templos de la zona.
Esta región, fronteriza con el reino de Meroe, fue objeto de disputa entre los gobernantes
egipcios y meroitas hasta el siglo I a. C., cuando el emperador romano Augusto estableció definitivamente la
frontera.
Historia
La construcción del templo -que, en un
principio, no era tal-, la inició a comienzos del siglo II a.
C. el rey nubio Adijalamani de Meroe, quien levantó una capilla dedicada
a los dioses Amón e Isis. La capilla, decorada con relieves, es una de los pocos lugares donde se
documenta a este monarca. Posteriormente, distintos reyes de la dinastía ptolemaica construyeron nuevas estancias alrededor del núcleo original hasta
darle un aspecto cercano al actual. Tras la anexión de Egipto por el Imperio
Romano, fueron los emperadores Augusto, Tiberio y, tal vez Adriano, quienes culminaron la construcción y decoración del edificio. Con el
cierre de los santuarios de Isis en Filé en el siglo VI, el templo dejó de ser lugar de culto pagano, y comenzó su progresivo
abandono y deterioro.
El rey Ptolomeo IV
Filópator o quizás el rey nubio Adijalamani (Adikhalamani) de Meroe, mandó construir hacia el año 200 a. C. una capilla en honor del dios Amón de Debod, en esa localidad, al sur de Egipto (en el lugar donde se
encontraban los restos de un antiguo edificio cultual ramésida). Se trata de la
capilla conocida como capilla de los relieves, o "Capilla de
Adijalamani", donde pueden verse inscripciones referidas a Amón. En los
relieves de la capilla aparecen también escenas rituales donde se dice
que el rey Adijalamani ordena construir el monumento en honor a su
padre Amón y que Amón habita en Debod. El templo surge
estrechamente vinculado a un hecho histórico de extraordinaria importancia en
la historia del Egipto ptolemaico: la llamada "Secesión Tebana". En
este momento, durante 20 años (205-185 a. C.) todo el Alto Egipto
será independiente del poder lágida alejandrino; la Tebaida, como estado
independiente, tendrá sus propios reyes. Estas disensiones internas en Egipto
permiten a los kushitas avanzar hasta Filé, lo cual explica su presencia en la
misma Filé, en Kalabsha, en Dakkah y en Debod.
Amón de Debod va a ser la divinidad
principal del templo. Poco a poco Isis lo irá desplazando de este lugar
preeminente, pero ciertos indicios hacen pensar a los investigadores que, a
fines de la época ptolemaica, Amón de Debod recuperará su papel de divinidad
principal del templo. Adijalamani llevará a Debod divinidades nubias (es el
caso de Apedemak, el
poderoso dios león dinástico meroíta,
que aparece mencionado en el dintel de acceso a la Capilla de Adijalamani -este
bloque se encuentra hoy en el Museo del templo, es decir en su terraza
superior-.
Con la llegada de los romanos y la incorporación de Egipto al Imperio, se realizaron nuevas obras
de ampliación:
·
Construcción de
un pronaos de fachada hipóstila (4 columnas de orden floral, dos de los
capiteles inacabados) con acceso flaqueado por intercolumnios.
·
Relieves al
exterior en los mencionados intercolumnios (Augusto ante los dioses Isis, Osiris, Amón de Debod y Maahes o
Mahesa).
·
Decoración
completa de los muros interiores del pronaos (o vestíbulo) hipóstilo.
·
Construcción de
un edificio anexo, adosado al templo, que se ha venido considerando un mammisi (casa de nacimiento divino)
La primera descripción exacta del edificio
que se tuvo en Europa se elaboró en el año 1813, cuando el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt fue enviado para inspeccionar y detallar la zona por orden de Napoleón. El mismísimo Champollion visitó
Debod, dejando una breve referencia del edificio. A lo largo del siglo XIX, el
templo fue nuevamente visitado por exploradores y egiptólogos que ofrecieron una descripción gráfica y mostraron indirectamente en
sus trabajos el paulatino deterioro del edificio.
Cuando en 1907 se construyó en aquel
territorio la primera presa de
Asuán (conocida como la presa baja), el
templo se vio afectado en gran medida, ya que permanecía unos nueve meses al
año bajo las aguas. La inundación casi constante del templo provocó la pérdida
de la policromía y el daño de algunos de sus relieves. La piedra arenisca
también sufrió un gran desgaste. Esta erosión ocasionada por las aguas del Nilo
se añadía a los desperfectos que había provocado en su día el terremoto de
1868. A la vista de estos daños, el Servicio de Antigüedades de Egipto pidió
al arquitecto egipcio al-Barsanti que procediera a su restauración. Tras la
conclusión de la obra, el alemán Günther Roeder llevó a cabo un estudio
exhaustivo con documentación fotográfica, dibujos de planos, alzados y
comentarios. Su trabajo sigue siendo la referencia bibliográfica fundamental
del edificio, un siglo después.
Traslado a España
En el año 1961, el templo (y otros edificios) fue desmontado
por una misión arqueológica polaca (que localiza los niveles más antiguos del
edificio, de época ramésida (Sethi II) y sus piedras son depositadas en la Isla Elefantina hasta su
posterior traslado al puerto de Alejandría. Desde este puerto hizo su
viaje final hasta llegar a España, tras una cesión diplomáticamente compleja,
llena de luces y sombras, en la que prestigio, dinero, instituciones y
organismos oficiales estuvieron en el núcleo de una negociación difícil y dura (en
clara contradicción con las declaraciones oficiales que hasta el día de hoy se
mantienen); incluso hubo protestas a Egipto de los países receptores de alguna
donación debidas a la diferencia de aportación económica, mayor por su parte,
sobre todo Estados Unidos, que por la española; sin embargo, la fundamental
intervención del profesor y arqueólogo Martín Almagro Bash, quien llevaba mucho
tiempo colaborando en excavaciones con Egipto, hizo que la balanza se decantara
hacia España.
Todo el conjunto permaneció
en Alejandría hasta abril de 1970. El 6 de junio de ese año, las cajas
embaladas que contenían los bloques del templo fueron embarcadas en el
buque Benisa y llegaron al puerto de Valencia (España) el día
18 de ese mismo mes. Desde Valencia fueron transportadas en camiones hasta
Madrid, donde se almacenaron en el solar del Cuartel de la Montaña. El
coste de tan magna operación fue asumido por nuestro país ya que ésa fue la
condición final que puso Egipto al gobierno español para hacer efectiva la
donación.
Reconstrucción, restauración y ‘conservación’
En primer lugar se levantó una base de
piedra (a modo de podio) con el fin de aislar los bloques originales del templo
y que el suelo no tuviera contacto con ellos. Sobre el basamento se empezó la reconstrucción,
siguiendo la técnica llamada anastilosis; es
decir, colocando en su lugar los elementos originales hallados y añadiendo las
partes de reconstrucción con una piedra de diferente color para poder
distinguir los elementos antiguos y originales de los nuevos. La piedra nueva
se trajo de Villamayor, provincia de Salamanca.
Tres bloques exteriores fueron tratados
químicamente para protegerlos y reforzarlos (la gola del segundo pilono, un
capitel y un tambor de columna). En el interior del edificio se instaló aire
acondicionado para crear una atmósfera seca constante. Y como recuerdo del río
que tuvo el templo en sus proximidades (el Nilo), se construyó un estanque de
poca profundidad a lo largo de los pilonos de acceso al templo. Los trabajos de
reconstrucción del monumento duraron dos años. Su inauguración tuvo lugar el 18
de julio de 1972.
Desde su apertura al público madrileño la
conservación del templo ha estado rodeada de polémica. El edificio fue usado de
forma indiscriminada para pases de cine de verano, para representaciones
teatrales, para anuncios publicitarios, para spots musicales. La contaminación
y el climograma de Madrid, así como el vandalismo, han dejado huellas profundas
en el edificio. La voz de alarma la han dado los Congresos de Egiptología
Ibérica que se han ido celebrando (Madrid, Barcelona, La Laguna) y,
recientemente, la UNESCO. Frente a
ellos, la postura oficial de la entidad tutelar (el Ayuntamiento de Madrid, a
través de Museos Municipales) ha sido, de forma sistemática, desmentir los
motivos de alarma, y realizar actuaciones de poca envergadura. Sin embargo, el
templo se sigue degradando.
El estado del monumento es una transgresión
flagrante a lo que supone la conservación de un monumento histórico según
la Carta de Venecia. La azotea del
templo original fue techada para poder albergar algunos elementos del Museo del
templo, como maquetas y bloques de dudosa ubicación. Se instaló asimismo en la
fachada hipóstila un gran ventanal de cristal sujeto a la piedra arenisca
mediante silicona, cuya finalidad aislante pagó el caro precio de la
modificación del aspecto prístino de la columnata. La techumbre utiliza una
técnica de cubrición de los años setenta del pasado siglo. Deteriorada por la
acción del tiempo y la contaminación, ha recibido arreglos puntuales. Los
conductos de aire acondicionado se usan como poyos y, en términos generales, el
templo desde su interior no refleja su estado original.
La incoación por la Dirección General de
Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, mediante Acuerdo de 2 de abril
de 2007, del expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural del
Templo y la posterior Declaración como Bien de Interés Cultural, realizada
el 17 abril de 2008, alienta nuevas esperanzas sobre el papel en lo
tocante a su conservación. Pero el factor de deterioro más importante -no el
frío, el calor o la contaminación, sino la lluvia- continúa actuando persistentemente sobre el
edificio; de hecho, la fachada posterior del ‘cuerpo’ más grande poseía dos
figuras humanas de las que solo se pueden observar, en 2014, sus contornos si
uno se acerca lo suficiente.
Mapa desde Debod a la Presa de Aswan (79 kms)
El Templo
Adijalamani frente a Osiris e Isis
Horus e Imhotep
Imhotep
Tefnut y Aresnufis
Jeroglífico
Capilla de Amón (holograma)
Maqueta del Nilo
Abu Simbel
Debod (el punto rojo)
Jeroglífico
Dintel del pilono
La Gacela
Augusto presenta espigas a Osiris e Isis
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