AULA 64, 28 de enero de 2019
“Josep Pla y El Cuaderno Gris”
Ponente/s:
Eloy Maestre y Pilar, “al alimón”
Por Kurt
Schleicher
Nuestro AULA 64 de ayer fue eminentemente
literario y con una novedad: por vez primera se nos regaló con una conferencia
“matrimonial”, al presentarse Eloy con su mujer de toda la vida, Pilar, tras 44
años juntos y tan bien conjuntados.
El español, que no el castellano, como
insistió nuestro amigo Eloy, es muy rico y lleno de matices. En efecto, nos
hicieron una presentación al alimón,
que no significa simultáneamente, sino conjuntamente. No tiene nada que ver con
los limones, aunque en el entorno del pueblo de Eloy, Ricote, en medio del
valle del mismo nombre, te encuentras con limoneros por todas partes. Se trata
de un término taurino, cuando dos toreros citan al toro agarrando el capote
cada uno por un lado, pero la palabra “alimón” es un arabismo misterioso y
necesitaríamos de nuestro profesor D. Jaime Oliver para que nos lo explicara;
seguro que él lo sabría. Pues sí, Eloy y Pilar, Pilar y Eloy, nos hablaron del
libro al alimón, una vez uno y después el otro, permitiendo recuperar el fuelle
alternativamente.
La conferencia sobre el libro de Pla está
tan llena de matices que es imposible recogerlos bien en esta “piccola risegna”,
de forma que se publicará entera y verdadera en la sección del blog “Nuestros
libros”.
Eloy es licenciado de Ciencias de la
Información y periodista, habiéndose dedicado a corrector de estilo y redactor
jefe en varias publicaciones, habiendo publicado varios libros. Pilar también
se ha dedicado a estos menesteres literarios, aparte de haber trabajado en la
Telefónica muchos años, como jefe de la sección de análisis.
En esta foto Kurt ha hecho una composición que titula "Efecto de la Lectura"
Vamos al libro. Josep Pla, nacido en Palafrugell, no fue un escritor muy “al uso”; este
libro, que comenzó de muy joven con 22 años, lo fue re-escribiendo en veces
hasta los 69 años, en catalán. A destacar en él la riqueza de los adjetivos,
que usaba profusamente para describir paisajes y personas. Se publicó en 1975
en español, tras una ardua traducción de Dionisio Ridruejo y su esposa Gloria
de Ros, también al alimón. Dionisio falleció ese mismo año sin llegar a ver el
libro publicado; quién sabe si el esfuerzo de traducir un libro tan rico en
matices tuvo algo que ver, por agotamiento…
El Cuaderno Gris, titulado así
probablemente por haberlo escrito en un cuaderno con las tapas en ese color, es
quizás “el libro más intenso del catalán”. Sus adjetivaciones son preciosas,
inteligibles y muchas veces graciosas, sobre todo cuando describe personajes,
no cortándose un pelo en ser fiel a lo que percibe, sea bueno o malo.
En sus retratos literarios, comienza por
describirse él mismo y continúa con los miembros de su familia; después añade a
compañeros, profesores, etc. De naturaleza tímida, confiesa que cuando escribía
se transformaba y “erguía”, sintiéndose entonces el amo del mundo.
Como muestra, ahí van dos botones. Cuando
retrata a un tal D. Pelegrí, personaje extremadamente bajito, lo retrata como
sentado en libros para aumentar de alguna forma su estatura, por lo que dice de
él que por su culo pasaban los libros más importantes del mundo, pero sin
leerlos. De otro personaje no me quedé con su nombre, pero tampoco lo citaría
aquí a la vista de haberle atribuido “vaguedad
en su sexo” y “ser el hazmerreír de todos”.
Se conoce que
era aficionado al sexo femenino, pues en el libro aparece un apartado dedicado
a “Señoras, señoritas y putas”. Las trata algo mejor, pues de una tal Montse la
describe como “belleza y diosa, joven, rubia y fresca”. De otra, a la que llama
“señorita V”, cuenta que era tan romántica que por más que lo intentó, nunca
pudo llegar “a rematar”…. A las putas las describe en ambientes sórdidos y
tristes, pese a que al parecer tuvo tratos con ellas durante gran parte de su
vida. Cuenta de Santiago Rusiñol que le afeaban sus visitas habituales “al
puterío de tres pesetas”, a lo que contestaba “…las mías eran de cuatro…”
Josep Pla estudió Derecho, pero nunca llegó
a ejercer. Opinaba que en los cinco años que estudió, jamás oyó la palabra
“Justicia”. Sus retratos de catedráticos son gloriosos. De D. Cosme Parpal y
Marqués decía “No recuerdo lo que daba; llevaba siempre chaqué con unos
faldones que saltaban al ritmo de sus andares…”.
Eloy nos comenta que Josep era un
conservador por naturaleza, pero que nunca se afilió a un partido político,
quizás porque ninguno le convencía. Se le acusó de “espía de Franco”, pero al
parecer eso no se pudo probar nunca.
Al final de la charla, Guillermo de Oya nos
distribuyó un emotivo escrito de despedida tras el fallecimiento del padre de su compañero Carlos Ortiz de Landázuri, pues descubrió que sus familias se conocían cuando pasaron lista en la clase de Preu.
Tras un denso turno de ruegos y preguntas, nuestra pareja ponencial levantó la sesión y nos dirigimos a nuestro habitual lugar de manduca en la Residencia de Estudiantes. Nos acompañó Pilar, que seguramente se debió sorprender al estar rodeada de tantos setentones y con tan buen humor; seguro que ya ha comprendido por qué su marido la abandona periódicamente para asistir a eso del “Aula 64”.
KS, 29 de enero de 2019
¡Eres alemán por accidente, Kurt! Me recuerdas, escribiendo, la frase de Baltasar Gracián: Lo bueno, si breve, DOS veces bueno. resumes en menos de un folio, SENCILLAMENTE, el contenido de la charla a dúo y, de verdad, es una gozada leerte.
ResponderEliminarMuchas gracias, querido Rafa. Y por cierto, has acertado; si miro hacia atrás, se podría decir que soy alemán por accidente, si se puede llamar "accidente" a nada menos que la segunda guerra mundial...
EliminarNo me sonaba bien lo de "Nuestro aula" y he consultado y resulta que la R.A.E. indica lo siguiente:
ResponderEliminarAula. En un centro docente, ‘sala donde se dan las clases’. Es voz femenina: «Las verdaderas revoluciones se hacen en las aulas» (Paso Palinuro [Méx. 1977]). Al comenzar por /a/ tónica, exige el uso de la forma el del artículo si entre ambos elementos no se interpone otra palabra (→ el, 2.1), pero los adjetivos deben ir en forma femenina: «Estaba encerrado en el aula vecina» (Sábato Abaddón [Arg. 1974]). En cuanto al indefinido, aunque no se considera incorrecto el uso de la forma plena una, hoy es mayoritario y preferible el uso de la forma apocopada un (→ uno, 1): «Me introdujeron en un aula desierta» (Azancot Amores [Esp. 1980]). Lo mismo ocurre con los indefinidos alguno y ninguno: algún aula, ningún aula. El resto de los adjetivos determinativos debe ir en femenino: esa aula, la otra aula, toda el aula, etc.
Diccionario panhispánico de dudas ©2005
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Fantástico. Pero ya sabes que yo soy un poco revolucionario en eso de la ortografía y las decisiones de la RAE a veces me las... etc, etc. Pues mira, a lo mejor no estoy de acuerdo del todo, pues "la aula" o "nuestra aula" produce una indeseable cacofonía por el tropiezo de dos "aes" seguidas que le dejan a uno con la boca abierta sin poder respirar correctamente. Yo prefiero que la gente respire sosegadamente cuando lee; es más sano y además procuro velar por la salud de mis lectores.
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