viernes, 15 de febrero de 2019

TRES CUERDAS , TRES VOCES


AULA 64 nº22, 14 de Febrero de 2019
Recital Musical: “Tres cuerdas, Tres voces”
Por Kurt Schleicher

  Un hito histórico: tres geniales artistas dando lo mejor de sí mismos y al mismo tiempo nuestras acompañantes femeninas. ¿Alguien puede pedir más?
  Si echamos una mirada atrás, algo que empezó como una reunión de antiguos compañeros “del cole” con objeto de celebrar el 50º aniversario, resulta que sigue teniendo vida –y mucha– después de aquella fecha hace ya cuatro años. Nuestro querido Nicolás tuvo la feliz idea de proponer que nos siguiéramos juntando después del aniversario en algo que dimos por llamar “Aula 64” como un foro en el que cada uno cuenta a los demás lo que le parezca de sus experiencias, sean profesionales o de lo que sea. Y ahí estamos y ahí seguiremos.
  Permitidme una reflexión: todas las fuerzas que existen en el universo se reducen a cuatro: la fuerza electromagnética, la fuerza gravitatoria, la fuerza nuclear débil y la fuerza nuclear fuerte. Bueno, pues es mentira, resulta que son cinco; hay que añadir la fuerza de cohesión de los de la 64, la más fuerte de todas; mantenernos así de unidos y con tanta ilusión excede a cualquier fuerza de la Naturaleza… ¿es verdad  o no?
 Del recital de ayer no hay mucho que decir, pues lo importante es escucharlo. Es un milagro: las increíbles voces, el perfecto rasgueo de las guitarras y sobre todo que, sin casi ensayar, se ha formado un grupo perfectamente conjuntado, “profesional”. Si a eso sumamos la capacidad de comunicar con “su público” y que las canciones estaban muy bien elegidas, alguna que otra una lagrimita llegó a asomar tímidamente en más de unos ojos, y no sólo femeninos. Los machotes también nos emocionamos. Y es que eso es lo que nos transmitieron nuestros artistas Juan Antonio, Enrique y Miguel: EMOCIÓN.
   Después de una velada tan extraordinaria capaz de elevarnos el espíritu al Séptimo Cielo, volvimos a tierra y nos dirigimos a cenar.
   No quiero acabar sin antes agradecer a las fuerzas vivas del Ramiro de Maeztu dejarnos su estupenda Sala de Música para este evento y hacer una mención especial a nuestro querido Jose Manuel Bretón, que ha sido el organizador del mismo en todos sus detalles, como el del ramo de flores para las señoras, los paneles y hasta la selección del restaurante. Otro profesional…














































UNO, TRES Y TRES

…por Rafael García-Fojeda

El “AULA” de esta tarde es distinta a otras; no hay que atender explicaciones; solo, escuchar. Estamos en el aula, sí, pero ‘de música’, prestada por el Instituto para esta ocasión en que tenemos sobre el escenario a tres entusiastas del do-re-mi, por lo que este lugar es sala de conciertos.
            Todo evento requiere de una preparación y, cómo no,  el responsable es UNO de los nuestros: José Manuel Bretón; él se preocupa de carteles y programas impresos para todos y rosas para todas; GRACIAS POR TU MAGNÍFICO TRABAJO.







         
 Sí, no miento; hoy no estamos solos sino acompañados de nuestras parejas -es el Día de los Enamorados-; así que ¿cómo está la sala…? Abarrotá, diría ‘El Linterna’ del Dúo Sacapuntas. Y, aunque la silla no resulta cómoda para cuello y espalda, desde poco antes de la presentación de Vicente, me mantengo  quieto en ella, oyendo a los tres grandes del escenario -dos abogados y un odontólogo en medio de ellos; de izquierda a derecha, Miguel Ángel Cabanellas, barítono; Enrique Pardo, tenor y Juan Antonio Rosas, barítono-bajo. Los tres nos hacen partícipes de su saber musical interpretando juntos o por separado temas archiconocidos. Se desmarca en las individualidades solistas Juan que canta canciones de Mikis  Theodorakis ¡¡en griego!! explicándonos previamente, el argumento de cada melodía. Escucharlos es, creo que para todos, una auténtica GOZADA y pasamos poco más de dos horas deleitados por canciones en las que, a veces, tomamos parte los asistentes como coro de fondo.
            Nada más se me ocurre una palabra  para calificar la velada: E X T R A O R D I N A R I A.

martes, 12 de febrero de 2019

DEPORTE, AMISTAD Y VALORES

...Por Vicente Ramos

Para poneros en antecedentes, debo explicaros que la Sección de Baloncesto del Real Madrid viaja en la competición denominada Euroleague, antes Copa de Europa, en un avión charter que tiene más plazas que las necesarias para ser completadas por la expedición. Esto se debe a que competir al mismo tiempo en la Liga ACB y en la Euroleague no permitiría el descanso de los jugadores entre partidos de ambas competiciones si utilizaran transporte regular. Esta práctica es común entre los grandes equipos, aspirantes a los dos títulos, liga nacional de su país y europea, tales como CSKA de Moscú, Fenerbace de Estambul o Barcelona. Lo que implica un incremento en los costes considerable y el aumento del presupuesto anual a cotas elevadas.
Es por ello que invitan a dos o tres jugadores veteranos a acompañarlos en tales viajes ocupando algunas de esas plazas libres, si bien nosotros debemos pagarnos el hotel y las comidas, proporcionándonos ellos de forma gratuita las plazas de ida y vuelta en su avión, así como entradas para el partido de que se trate. La verdad es que es una gran gentileza por parte de la Sección de Baloncesto y una gran alegría para nosotros, los veteranos, compartir tales experiencias.
Todo lo anteriormente explicado nos permite además de asistir a importantes partidos de nuestro deporte favorito, a entrar en contacto con jugadores veteranos contra los que jugamos hace ya más de cuarenta años, entre el final de los 60 y el final de los 70 en mi caso.
Otra oportunidad para reencontrarnos con viejos amigos de otras nacionalidades es la asistencia a partidos entre veteranos del Real Madrid y de otros países, tales como Italia, Finlandia, Serbia, Croacia,  Israel, Rusia, Letonia, Argentina, etc, etc.
Aparte de jugar, lo cual en si mismo es muy atractivo, y algo que ya no puedo practicar por mi provecta edad (me retiré totalmente a los 65 años) , tiene un gran valor el reencuentro con grandes viejos amigos como los que veréis en las fotografías que os mostraré a continuación. Y además permite que los jugadores de la Asociación de Veteranos sigamos manteniéndonos juntos y unidos en torno a la idea de proyectar un espíritu de solidaridad (ayudamos a ONG´s, a jugadores con alguna necesidad económica en algún momento de su vida), de convivencia, amistad y camaradería. Otra finalidad de la entidad que nos recoge bajo los vuelos de su paraguas es la formación a niños, actividad que se realiza a través de los diversos Campus que se promueven.
Una asociación similar engloba igualmente a los veteranos jugadores del Estudiantes, si bien la actividad de la misma es algo más limitada por falta de presupuesto, no así por el cariño que pervive entre los jugadores que han pertenecido en algún momento a la plantilla del primer equipo y no digamos al alumnado del Instituto Ramiro de Maeztu.



Un análisis de  los valores que adornan al deporte en la etapa de media/alta competición, que suele además corresponderse con una edad joven, nos conduce a concluir que son valores de los denominados funcionales (de uno para si mismo o para su grupo o equipo), tales como motivación, esfuerzo o superación (en el plano personal) y trabajo en equipo, cooperación, compromiso, etc, ( en el plano colectivo).
Pero hay otros valores de orden ético y social (de mi hacia el otro) que son todavía más importantes, y aquí vuelvo a mi relato anterior, como son aquellos que implican preocupación por los sentimientos ajenos (de contrincantes o rivales deportivos, nunca enemigos) o aquellos que implican el propio sacrificio en beneficio del rival. Ejemplo de ellos serían respeto, empatía, indulgencia, humanidad, honradez, honestidad, integridad, altruismo, generosidad.
Mi antiguo compañero Juan Corbalán lo representa con la siguiente frase: Generoso en la victoria, orgulloso en la derrota. 
Cuando te retiras de la competición y no luchas contra tu rival por un mismo y único objetivo, ganar, es más fácil tener un comportamiento altruista y sobre todo y si no tuviste nunca experiencias negativas o enfrentamientos verbales o físicos, adquirir la capacidad de ponerte en su lugar y que nazca un sentimiento de proximidad y amistad entre rivales es cosa muy común. Eso estoy yo experimentando todos estos últimos años en que me estoy reencontrando con mis antiguos rivales, hoy grandes amigos, con los que me mantengo en contacto gracias a la facilidad que nos procuran las nuevas tecnologías.
Os pongo algún ejemplo.
¿Creéis que pueden ser amigos aquel jugador que escupió en la cara a su rival y este último que recibió el salivazo, una vez que se hayan retirado?
¿Y aquel otro jugador que recibió como regalo instrumental otológico para curar la deficiencia auditiva de su hijo y el jugador benefactor?
Tales casos los he conocido de primera mano.
Es por ello que quienes hemos tenido un comportamiento normal y estrictamente deportivo durante nuestra etapa joven y competitiva gocemos ahora de la amistad y de la alegría del reencuentro cuando viajamos a otros campos y países.
Eso me acaba de ocurrir en mi último viaje a Moscú, donde mi compañero Vicente Paniagua y yo hemos visitado de nuevo a Alexander Kulkov, Ivan Edeshko, Dimitri Andreev y Zlatan Zarmuhkamedov, de cuyas imágenes os doy cuenta a continuación.


Paniagua, Zarmuhkamedov, Kulkov, Edeshko, V Ramos y Andreev

 Mirad que sonrisas, que abrazos, que cogida de manos. Todo un símbolo de la alegría del reencuentro


 Intercambio de presentes entre ambas formaciones

Y vayamos ahora con imágenes similares de jugadores españoles y de otros países.


 V Ramos y Miki Berkowitz (Israel)

V Ramos, Modestas Paulaskas (Lituania) y Vicente Paniagua

Con Toni Kukoc en Dubrovnik


 Buscató, Brabender y V Ramos en un partido de veteranos

He dejado esta para la última porque me da la oportunidad de contaros como le concedieron el premio Fair Play a Nino Buscató con motivo de una acción acontecida en el Torneo de Navidad del año 1973, en el partido entre el Juventud de Badalona y el Real Madrid.
Yo era siempre el encargado de defender a Nino, tarea nada fácil por el gran talento anotador de este jugador, y en una jugada comprometida frente a él yo me lesioné dejándole el camino franco hacia canasta. Él, en vez de meter una canasta fácil, tiró el balón fuera de banda yendo inmediatamente a socorrerme y a interesarse por mi estado. ¿No es esta una acción demostrativa de un valor ético evidente? ¿Cómo creéis que nos saludamos siempre que nos vemos, tras haber jugado juntos tantos años en la selección española y europea?
Otro ejemplo del mundo del atletismo:
Iván Fernández Anaya, atleta vitoriano de 24 años, se negó a ganar el cross de Burlada, en Navarra. “No merecía ganarlo. Hice lo que tenía que hacer”. Cuando iba segundo, en la última recta de la carrera, observó cómo el seguro ganador, el keniano Abel Mutai se equivocaba de meta y se paraba una decena de metros antes. Iván, en vez de aprovechar la situación para ganar, se quedó a su espalda y con gestos y casi empujándole le llevó hasta la meta, dejándole pasar por delante. “Él era el justo vencedor.  Yo no podía haberle superado si no se equivoca. Desde que que se paraba sabía que no iba a pasarle”

Iván Fernández Anaya, Cross de Burlada, Navarra,/12/2012 

Espero que alcancéis conmigo la conclusión de que un comportamiento ético durante la etapa de alta competición genera huellas imborrables y amistades imperecederas entre los deportistas.