sábado, 14 de octubre de 2017

EL QUESO

... por KURT SCHLEICHER


Prólogo.
   Noticia de 2009 (ver anexo 1): “El queso más grande del mundo no es francés, ni sueco, ni holandés… El queso más grande del mundo es español y procedente de Galicia. Es tan grande -mil kilogramos de peso- que para cortarlo se necesitó una sierra de más de dos metros.
Para la elaboración de esta enorme pieza, de dos metros de diámetro y unos cuarenta centímetros de altura, hicieron falta 8.000 litros de leche entera, 175 kilogramos de sal, y un kilogramo y medio de cuajo.
   Su elaboración se prolongó durante cuatro meses y, además de tener que construir un molde especial,  tuvieron que utilizar una grúa con una pala para darle la vuelta y poder completar su curación.”

   Esto no es cuento, pero lo que sigue sí lo es, inspirado en esta noticia y los recientes acontecimientos en los albores de este calenturiento otoño de 2017.

* * *


La familia de Mariano y Petra era numerosa; hace unos cuantos años se les hubiese concedido uno de aquellos premios que se establecieron para las familias más prolíficas y que siempre aparecían en los medios de comunicación como ejemplos de convivencia.  Incluso se hicieron dos películas en los comienzos de los años sesenta, protagonizadas por Alberto Closas, Amparo Soler Leal y Julia Gutiérrez Caba. Entrañable, ¿verdad? Nadie dudaba de la unión entre los diferentes miembros de aquella familia, aunque problemas no faltaban, siguiendo el guión de la película. El final, sin embargo, siempre era feliz, brindando todos con cava, catalán, naturalmente, nada de champán francés. El personaje del padre era siempre el mismo actor de moda en aquella época, mientras que la madre había sido interpretada por actrices diferentes, las dos mencionadas.

   Volviendo a la familia de Mariano, Petra era su segunda mujer. Anteriormente había estado casado con otra de su misma edad llamada Alfreda, pero el azar quiso que cayera en las redes de la segunda, bastante más joven y guapa. Al principio hubo muchas disensiones, pero después poco a poco la familia fue aceptando a su segunda madre, que vista desde el exterior poseía un indudable encanto.
    Mariano era el patriarca de la familia y daba además esa imagen, pues llevaba una barba blanquecina que le hacía parecer mayor. Procedía de una familia gallega de industriales en el ámbito de la alimentación. Un buen día, hartos de que los quesos españoles más conocidos fueran manchegos, asturianos o vascos, aquella familia pensó en preparar uno gallego y hasta batir el récord Guiness en peso; no lo lograron, por no cumplir todas las condiciones, pero nadie dudó de que, efectivamente, el queso aquél era muy posiblemente el más grande del mundo, pues no se encontraron noticias que demostrasen lo contrario, ni siquiera en Holanda o Italia.
   La familia de Mariano era acomodada, viviendo en un típico gran caserío al que se llamó desde el siglo XVII  “Moncloa” y que se construyó como hogar para un bisnieto del conde duque de Olivares llamado nada menos que Gaspar Méndez de Haro-Guzmán y Aragón-Cardona-Córdoba. Este personaje consiguió que el rey de España sujetase a los catalanes sublevados por entonces, mientras que Portugal se independizaba de la monarquía española. Es curioso constatar que, siglos más tarde, en 2011, uno de los padres de la Constitución, Gregorio Peces Barba, declaró durante un acto público que “hubiera sido preferible que la corona hubiera renunciado entonces a Cataluña y no a Portugal”, provocando las iras de unos abogados catalanes, que no se tomaron a bien la broma de D. Gregorio y abandonaron indignados el local. La historia sigue a veces unos cursos sorprendentes…  (ver anexo 2).

  Volviendo a D. Mariano y su amplia parentela, estaba constituida por diecisiete hijos, casualmente la misma cantidad que las autonomías españolas. Con ellos convivían un par de tíos que se habían ido a vivir con la familia; uno era el tío Pablito por parte de la madre y otro el tío Albert por parte del padre.
   Tras haber conseguido aquél gran queso, decidieron celebrar en familia la fiesta del 12 de octubre y meterle mano. En el gran salón de la casa habían colocado una gran mesa redonda en la que cabía el queso y a su alrededor holgadamente toda la familia; aquella mesa era muy antigua y conocida por “la Tabla Redonda del rey Arturo”, si bien se habían levantado algunas protestas proponiendo cambiar el nombre de Arturo por el de Felipe, pero al final se impuso la tradición británica. Se rumoreaba que aquella mesa se había donado a cambio de Gibraltar, pero debía ser un bulo sin fundamento. En los tiempos de aquél rey, la tradición exigía que cada comensal tuviese una espada señalando hacia el centro; a falta de espadas para tantos hijos, la familia de Mariano y Petra decidió colocar los cuchillos dirigidos hacia el centro de la mesa. Para evitar discusiones a la hora de repartirse el queso y el trozo que le correspondería a cada uno, el cuchillo señalaría el punto exacto del queso que les tocaría a la hora de repartir; lo malo era que aquél método no identificaba el tamaño de cada pedazo. Se suponía que se repartiría a partes iguales, pero los hijos eran unos más creciditos que otros y surgieron protestas en muchos de ellos de que esa forma de repartir no era muy justa. A partir de ahí, cada uno demostró tener una personalidad bien diferente. El más contestatario era Carles, uno de los hijos mayores; era muy trabajador, eso sí, habiendo contribuido en gran medida con su esfuerzo al desarrollo del queso.
      Carles llevaba tiempo dejando caer que se quería independizar de la familia, pues estaba harto de dar el callo y que siguiera sin reconocerse que él tenía derecho a más trozo de queso. Aquello fue a más por la influencia de los amigotes de los que se había rodeado últimamente, que le animaban a que reclamase su gran trozo de queso para luego repartírselo por la noche para el botellón. Mariano y Petra estaban preocupados por la catadura de aquellos amigotes y las malas costumbres que estaba adoptando su querido hijo, pues tenían miedo que eso no solamente influyese de forma negativa en su carácter, sino que se transmitiese a otros de los hijos, pues ya había varios que también habían manifestado su disconformidad y habían dejado caer que si los trozos de queso que les correspondieran seguían siendo tan escasos, se buscarían también la vida por ahí.
   Es evidente que los padres no deseaban una disgregación de la familia, pues aquella gran unión entre todos había sido la raíz de su prosperidad; el que la familia se rompiese, no sólo sería fuente de eventuales problemas, sino que además el futuro de los hijos sin el apoyo de los padres resultaría asimismo muy preocupante.  Susana, la hija mayor, había engordado y era una de las que tenía mayor apetito, pero siempre se había conformado con seguir una dieta para estar más guapa; en eso había gozado del apoyo de su madrastra Petra, aunque habían tenido frecuentes roces.
    Aquél día, Carles se había levantado declarando ante todos que no estaba satisfecho con su parte del queso y que se marcharía, pero ante la severa mirada del padre se aturulló un poco y no se le entendió bien. Por si fuera poco, justo cuando estaba manifestando todo aquello, sonó su móvil, debiendo excusarse ante los demás. Era evidente que se trataba de sus amigotes, que sabían dónde estaba y le instaban a que no cejase en su insistencia en reclamar más trozo de queso, pues de otro modo no iban a tener cantidad suficiente para el botellón y los cubatas les podrían sentar mal. Esto inflamó a Carles, muy gallito entretanto volvía a la mesa, pero viniéndose abajo de nuevo al ver la cara de su padre y que su querida madre también parecía que se había puesto de su parte en contra de él; por todo ello, sus posibilidades de salir con bien de allí habían disminuido notablemente. Al final, entre balbuceos que ninguno de los asistentes acertó a entender, se volvió a sentar, pero tras comerse malhumorado el trozo que le correspondía junto con un mal trago de vino, se levantó de la mesa desapareciendo para irse con sus amigotes.
   Esa misma noche, llamó a casa para indicar que no sabía muy bien cuándo volvería de la juerga. Su padre, ya más calmado, le dijo que si no volvía a casa antes de la seis de la mañana, ya se podía ir despidiendo de la paga del mes y que tenía que decidir ya de una vez entre los amigotes y la familia.
   El tío Pablo, desde el fondo de la sala, clamaba “déjale, déjale; es un pobre desgraciado; hay que tener compasión de él”, mientras que Petra, la madre, se puso por una vez de parte del padre, aunque por lo bajo le decía al oído que si no la satisfacía como era debido esa misma noche en la cama, no le haría la comida al día siguiente y pensaría seriamente en la separación, por falta de cumplimiento con los deberes matrimoniales. Mariano se estremeció, pues sus ínfulas guerreras ya habían menguado mucho y era consciente de sus limitaciones a la hora de levantar el mástil debidamente; los saltos de tigre desde el armario hacía tiempo que no eran ya lo suyo, prefiriendo mostrarse prudente y no excederse. Eso sí, cada mañana se ponía a andar a paso vivo para mantenerse mínimamente en forma, pero eso no evitaba sus frecuentes gatillazos.
   Por otra parte, el tío Albert no dejaba de echar más leña al fuego, tirando de la levita a su hermano Mariano para que se siguiera mostrando intransigente por el bien de la familia.
   El resto de los hijos se mostraban obedientes, si bien sus caras denotaban con bastante claridad, en unos más que en otros, su forma de pensar.
  La cena del  Día de la Hispanidad terminó satisfactoriamente, aunque al final otros dos de los hijos no terminaron la cena y se fueron igualmente de farra, uno a un restaurante vasco y el otro a uno navarro, pues con el trozo  de queso que les había tocado en suerte, aducían que se habían quedado con hambre.

   Mariano, al amanecer del día siguiente y constatando que su hijo Carles todavía no había dado señales de vida, se sintió muy preocupado. ¿Volvería a casa con la familia?
   Petra, a su lado en la cama, se le quedó mirando con lágrimas en los ojos al constatar que pasaba el tiempo y que Carles seguía sin aparecer.
        —Mariano, creo que deberíamos darle otra oportunidad — le dijo Petra — ten en cuenta que se ha metido en una especie de secta, que es lo que son esos amigotes suyos, y le están comiendo el coco. Deberíamos tratar de convencerle para que se le abran los ojos y hacer lo posible para desligarle de esa mala influencia. A mí no me importaría darle algo más de queso si se portase bien…
       —No sé — respondió Mariano, vacilante — incluso no me extrañaría que intentaran separarle de nosotros para siempre, aduciendo que él es también superior a los demás, como ellos mismos se creen que son. Vamos a darle una semanita más cuando vuelva, ¿te parece? Si vemos que ha reflexionado y se arrepiente, aquí no ha pasado nada; entonces, paz y después gloria. ¿Vale?
        Petra asintió, cogiendo amorosamente la mano de Mariano con sonrisa cinematográfica; a saber lo que estaría pensando.
         * * *

        El cuento no tiene todavía final.
        Posibles opciones:
a)      Carles vuelve con el rabo entre las piernas, tras sopesar las consecuencias. En este caso, se daría lo de paz y gloria, si bien lo segundo sería muy cuestionable.
b)      Carles vuelve aturullado y confuso, pero aduciendo que sí, a lo mejor no, quizás mañana y que ya vería…  En tal caso, Mariano ya había pactado con su mujer que esperaría a que terminase la semana de plazo y después le ofrecería un poquito del queso para contentarle. A partir de ahí, pelillos a la mar.
c)      Carles no vuelve y se mantiene en silencio, enfurruñado. Al cabo de una semana, manifiesta que se lo ha pensado mejor y que se queda en la familia. En este caso, Mariano, aliviado, le da igualmente más queso, aunque decide, mirándole de reojo, que tendría que mantenerle bajo estrecha vigilancia
d)      Lo mismo que c), pero al cabo de la semana Carles vuelve a casa, requiriendo más queso para poder independizarse. En este caso, Mariano se pone muy serio y le requiere que debe elegir entre el queso y marcharse, pese a las lágrimas de Petra y del tío Pablito.
e)      Carles se arrejunta con la secta y se enfrenta a la familia. Mariano entonces le apercibe de nuevo que él sigue siendo su padre, que tiene la patria potestad y le amenaza con darle 155 latigazos. Petra y tío Pablo lloran desconsoladamente, pero Mariano, sorprendentemente, sigue firme.
f)       Carles no da señales de vida y a la semana, desde las barricadas con sus amigotes, amenaza a la familia directamente, enfrentándose a ellos. Mariano sale indignado con el látigo en la mano seguido por toda la familia, menos por el tío Pablo, que en el fondo es de su misma cuerda y decide marcharse apoyando a su sobrino Carles.
g)      Mariano, apoyado por la familia (excepto por el tío Pablito) y por las fuerzas vivas, coge prisionero a su hijo Carles, le mete en el cuarto oscuro y le atiza los 155 latigazos prometidos. Carles, hecho un Cristo, reniega de su familia y se une a la secta definitivamente. Nadie sale contento, excepto el tío Pablito, que saca petróleo de la situación y logra apoyos en la familia. Mariano y Petra, tristes, quedan en descrédito y el nuevo líder es desde entonces el tío Pablo.


  RECOMENDACIONES:
  1.- Vigila a tus hijos y si descubres o sospechas que anda en malas compañías, toma cartas en el asunto de inmediato; no lo dejes para más adelante, o todo tenderá a complicarse de forma inesperada.
  2.- Si tu hijo adolescente te dice que asiste a una congregación cristiana y te viene con extrañas propuestas revolucionarias relativas a educación y restricciones de la lengua vernácula, no te creas nada de lo que dice y trata de anticiparte, pues atufa a secta.
  3.- Desconfía de los “tíos Pablo” que defienden sin razón aparente a los vástagos transgresores.

MORALEJA:
  España es como este queso, único y grande. Lo de libre en un deseo ferviente de todos. Eso sí, está buenísimo para los que gocen de un buen paladar y sean capaces de reconocerlo.

   KS, 14 de octubre de 2017.



  ANEXOS. (De internet)
ANEXO 1.
http://www.loscameros.es/cultura-queso/el-queso-mas-grande-del-mundo/
El queso más grande del mundo no es francés, ni sueco, ni holandés… El queso más grande del mundo es español; concretamente, de la localidad coruñesa de Arzúa. Y era tan grande -mil kilogramos de peso- que para cortarlo se necesitó una sierra de más de dos metros.
Para la elaboración de esta enorme pieza, de dos metros de diámetro y unos cuarenta centímetros de altura, hicieron falta 8.000 litros de leche entera, 175 kilogramos de sal, y un kilogramo y medio de cuajo.
Su elaboración se prolongó durante cuatro meses y, además de tener que construir un molde especial,  tuvieron que utilizar una grúa con una pala para darle la vuelta y poder completar su curación.
Seguro que este super queso hizo las delicias de las 15.000 personas que tuvieron la suerte de catarlo.



Pesaba mil kilos y han necesitado una sierra de más de dos metros para cortarlo. Pero esto no supuso ningún problema para las 15.000 personas que se acercaron este fin de semana a la localidad coruñesa de Arzúa para degustar el queso más grande del mundo. El queso fue elaborado hace cuatro meses para promocionar el producto El queso fue elaborado hace cuatro meses para promocionar el producto con el que se identifica esta localidad coruñesa. La enorme pieza medía aproximadamente dos metros de diámetro y cuarenta centímetros de alto. Aunque el queso no ha sido valorado para entrar en el Libro Guinness, hubiese pasado la prueba. Se elaboró con ocho mil litros de leche entera, 175 kilos de sal, y uno y medio de cuajo. La Asociación Cultural Nosa Señora do Carme llevaba desde enero trabajando en el gigantesco queso, y necesitaron de la construcción de un molde especial. Pero lo más complicado de todo el proceso ha sido darle la vuelta para que se curase. Para ello utilizaron una grúa con una pala que les permitió darle la vuelta y que el proceso de curado se completase a la perfección.

Ver más en: 
http://www.20minutos.es/noticia/467732/0/queso/mas/grande/#xtor=AD-15&xts=467263




Anexo 2.   
27/10/2011 16:17 | Actualizado a 28/10/2011 15:59

Barcelona. (Redacción y agencias).- Uno de los padres de la Constitución y ex presidente del Congreso de los Diputados, el socialista Gregorio Peces-Barba, ha provocado la indignación de un grupo de abogados catalanes presentes en su conferencia en el X Congreso Nacional de la Abogacía que se celebra estos días en Cádiz. El motivo, unos comentarios pretendidamente jocosos sobre si a España le hubiera ido mejor si hubiera concedido la independencia a Catalunya y no a Portugal durante las revueltas que tuvieron lugar en el siglo XVII.
"Siempre me pregunto medio en broma qué hubiera pasado si nos hubiéramos quedado con los portugueses y hubiésemos dejado a los catalanes. Quizá nos hubiera ido mejor", ha comentado. Tras ello y con el mismo tono, ha indicado que "hubiera habido un gran problema" que no es otro que "no se hubiese podido jugar el Madrid-Barça".
El ex presidente del Congreso se refería a los hechos acontecidos alrededor de 1640, tiempo en el que a la corona española le coincidieron dos revueltas de carácter muy similar en Portugal y Catalunya, la llamada Guerra de la Restauración portuguesa y la Guerra dels Segadors. El mismo Peces-Barba lo ha contextualizado con estas palabras: "Cuando el Conde-Duque de Olivares se encontró al mismo tiempo con el alzamiento de los catalanes -que, por cierto, celebran las derrotas como sus fiestas llamadas nacionales- y los portugueses, se tomó una decisión: dejar a los portugueses y quedarnos con los catalanes".
Ante estos comentarios, abogados catalanes presentes en el acto han abandonado la sala en señal de protesta. Peces-Barba se ha dado cuenta y se ha limitado a pedir que se dejara "salir a los que tienen que salir" provocando los aplausos del resto del auditorio. La asociación Joves Advocats de Catalunya ya ha anunciado que presentarán una queja formal al Consejo General de la Abogacía. Las palabras de Peces-Barba también han llegado a la red social Twitter, donde proliferan los comentarios críticos.

"No hará falta volver a bombardear Barcelona"
Las reflexiones de Peces-Barba se han producido después de que el otro padre de la Constitución que ha participado en la conferencia, José Pedro Pérez Llorca, alertara de la posibilidad de que nos encontremos ante una España fragmentada por procesos independentistas, lo que significaría que ellos, como redactores de la Carta Magna de 1978, habrían fracasado porque perseguían la unidad.
Ha sido en ese momento cuando Peces Barba se ha declarado más optimista y ha señalado que ve imposible que se produzca esa situación con esos efectos tan negativos. "No soy pesimista, estaremos en mejores condiciones que en otras épocas. No se cuántas veces hubo que bombardear Barcelona.(...) Creo que esta vez se resolverá sin necesidad de bombardear Barcelona", ha espetado en otra frase polémica.
Indignación entre los abogados catalanes
El enfado del colectivo de abogados catalanes se ha reflejado posteriormente en el comunicado de los decanos de Catalunya, que entienden que la libertad de expresión o de opinión no puede ser un ataque a personas, territorios o comunidades, y que las declaraciones de Peces-Barba son un menosprecio absoluto y no vale que diga que son en tono jocoso.
Los decanos de los colegios de abogados catalanes han expresado así su "indignación" y han sostenido que la libertad de expresión "no puede amparar la ofensa y el desprecio".
El Consell de la Abogacia Catalana considera que "no se puede incurrir en la banalización de expresiones que nos ofenden directamente" y agradece las muestras de apoyo recibidas por parte de compañeros de otros colegios de abogados del Estado.
"Los catalanes no deberían ser tan susceptibles"
Posteriormente, en una entrevista a la Cadena Ser, Peces-Barba se ha disculpado aunque también ha entendido que "los catalanes no deberían ser tan susceptibles a las bromas". El padre de la Constitución ha explicado que "se trataba de una broma que no les ha parecido bien, pero que después hemos arreglado. Le he explicado al jefe de los decanos que me gustaba hablar con humor pero que, si a pesar de esta explicación se sentía molestos, les pediría excusas".
Siguiendo su broma deportiva, el ex presidente del Congreso de los Diputados ha afirmado además que "lo único que me diferencia de los catalanes es que soy del Madrid". Una rivalidad futbolística que Peces-Barba ha celebrado, ya que, "jugar contra el Oporto hubiera sido aburrido".

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