viernes, 15 de febrero de 2019

UNO, TRES Y TRES

…por Rafael García-Fojeda

El “AULA” de esta tarde es distinta a otras; no hay que atender explicaciones; solo, escuchar. Estamos en el aula, sí, pero ‘de música’, prestada por el Instituto para esta ocasión en que tenemos sobre el escenario a tres entusiastas del do-re-mi, por lo que este lugar es sala de conciertos.
            Todo evento requiere de una preparación y, cómo no,  el responsable es UNO de los nuestros: José Manuel Bretón; él se preocupa de carteles y programas impresos para todos y rosas para todas; GRACIAS POR TU MAGNÍFICO TRABAJO.







         
 Sí, no miento; hoy no estamos solos sino acompañados de nuestras parejas -es el Día de los Enamorados-; así que ¿cómo está la sala…? Abarrotá, diría ‘El Linterna’ del Dúo Sacapuntas. Y, aunque la silla no resulta cómoda para cuello y espalda, desde poco antes de la presentación de Vicente, me mantengo  quieto en ella, oyendo a los tres grandes del escenario -dos abogados y un odontólogo en medio de ellos; de izquierda a derecha, Miguel Ángel Cabanellas, barítono; Enrique Pardo, tenor y Juan Antonio Rosas, barítono-bajo. Los tres nos hacen partícipes de su saber musical interpretando juntos o por separado temas archiconocidos. Se desmarca en las individualidades solistas Juan que canta canciones de Mikis  Theodorakis ¡¡en griego!! explicándonos previamente, el argumento de cada melodía. Escucharlos es, creo que para todos, una auténtica GOZADA y pasamos poco más de dos horas deleitados por canciones en las que, a veces, tomamos parte los asistentes como coro de fondo.
            Nada más se me ocurre una palabra  para calificar la velada: E X T R A O R D I N A R I A.

3 comentarios:

  1. Estupendo comentario, Rafael. Sentí mucho no poder quedarme a la cena.

    Francisco González García

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nosotros dos tampoco, yo estaba cansado de dos horas sin moverme y me dolía el cuerpo. Preferí ser cauto y no forzar ¡Ya habrá otras oportunidades! Este fue un gol de Nicolás en propia puerta que, por suerte, fue y, de momento, es imparable-

      Eliminar
    2. Es que los artistas eran incansables; si no hubiera sido por la cena, seguro que hubiésemos continuado allí todos (y todas, como se dice ahora). Parece como si nos hubiésemos sincronizado; entre tu artículo, mi reseña y los videos quedará inmortalizado este evento tan magnífico. Y tu presencia allí siempre es muy especial, pues sabemos el esfuerzo que te supone; ya sabes el cariño que te tenemos todos.Un gran abrazo.

      Eliminar