...Por Vicente Ramos
Para poneros en antecedentes, debo explicaros que la Sección de Baloncesto del Real Madrid viaja en la competición denominada Euroleague, antes Copa de Europa, en un avión charter que tiene más plazas que las necesarias para ser completadas por la expedición. Esto se debe a que competir al mismo tiempo en la Liga ACB y en la Euroleague no permitiría el descanso de los jugadores entre partidos de ambas competiciones si utilizaran transporte regular. Esta práctica es común entre los grandes equipos, aspirantes a los dos títulos, liga nacional de su país y europea, tales como CSKA de Moscú, Fenerbace de Estambul o Barcelona. Lo que implica un incremento en los costes considerable y el aumento del presupuesto anual a cotas elevadas.
Es por ello que invitan a dos o tres jugadores veteranos a acompañarlos en tales viajes ocupando algunas de esas plazas libres, si bien nosotros debemos pagarnos el hotel y las comidas, proporcionándonos ellos de forma gratuita las plazas de ida y vuelta en su avión, así como entradas para el partido de que se trate. La verdad es que es una gran gentileza por parte de la Sección de Baloncesto y una gran alegría para nosotros, los veteranos, compartir tales experiencias.
Todo lo anteriormente explicado nos permite además de asistir a importantes partidos de nuestro deporte favorito, a entrar en contacto con jugadores veteranos contra los que jugamos hace ya más de cuarenta años, entre el final de los 60 y el final de los 70 en mi caso.
Otra oportunidad para reencontrarnos con viejos amigos de otras nacionalidades es la asistencia a partidos entre veteranos del Real Madrid y de otros países, tales como Italia, Finlandia, Serbia, Croacia, Israel, Rusia, Letonia, Argentina, etc, etc.
Aparte de jugar, lo cual en si mismo es muy atractivo, y algo que ya no puedo practicar por mi provecta edad (me retiré totalmente a los 65 años) , tiene un gran valor el reencuentro con grandes viejos amigos como los que veréis en las fotografías que os mostraré a continuación. Y además permite que los jugadores de la Asociación de Veteranos sigamos manteniéndonos juntos y unidos en torno a la idea de proyectar un espíritu de solidaridad (ayudamos a ONG´s, a jugadores con alguna necesidad económica en algún momento de su vida), de convivencia, amistad y camaradería. Otra finalidad de la entidad que nos recoge bajo los vuelos de su paraguas es la formación a niños, actividad que se realiza a través de los diversos Campus que se promueven.
Una asociación similar engloba igualmente a los veteranos jugadores del Estudiantes, si bien la actividad de la misma es algo más limitada por falta de presupuesto, no así por el cariño que pervive entre los jugadores que han pertenecido en algún momento a la plantilla del primer equipo y no digamos al alumnado del Instituto Ramiro de Maeztu.
Un análisis de los valores que adornan al deporte en la etapa de media/alta competición, que suele además corresponderse con una edad joven, nos conduce a concluir que son valores de los denominados funcionales (de uno para si mismo o para su grupo o equipo), tales como motivación, esfuerzo o superación (en el plano personal) y trabajo en equipo, cooperación, compromiso, etc, ( en el plano colectivo).
Pero hay otros valores de orden ético y social (de mi hacia el otro) que son todavía más importantes, y aquí vuelvo a mi relato anterior, como son aquellos que implican preocupación por los sentimientos ajenos (de contrincantes o rivales deportivos, nunca enemigos) o aquellos que implican el propio sacrificio en beneficio del rival. Ejemplo de ellos serían respeto, empatía, indulgencia, humanidad, honradez, honestidad, integridad, altruismo, generosidad.
Mi antiguo compañero Juan Corbalán lo representa con la siguiente frase: Generoso en la victoria, orgulloso en la derrota.
Cuando te retiras de la competición y no luchas contra tu rival por un mismo y único objetivo, ganar, es más fácil tener un comportamiento altruista y sobre todo y si no tuviste nunca experiencias negativas o enfrentamientos verbales o físicos, adquirir la capacidad de ponerte en su lugar y que nazca un sentimiento de proximidad y amistad entre rivales es cosa muy común. Eso estoy yo experimentando todos estos últimos años en que me estoy reencontrando con mis antiguos rivales, hoy grandes amigos, con los que me mantengo en contacto gracias a la facilidad que nos procuran las nuevas tecnologías.
Os pongo algún ejemplo.
¿Creéis que pueden ser amigos aquel jugador que escupió en la cara a su rival y este último que recibió el salivazo, una vez que se hayan retirado?
¿Y aquel otro jugador que recibió como regalo instrumental otológico para curar la deficiencia auditiva de su hijo y el jugador benefactor?
Tales casos los he conocido de primera mano.
Es por ello que quienes hemos tenido un comportamiento normal y estrictamente deportivo durante nuestra etapa joven y competitiva gocemos ahora de la amistad y de la alegría del reencuentro cuando viajamos a otros campos y países.
Eso me acaba de ocurrir en mi último viaje a Moscú, donde mi compañero Vicente Paniagua y yo hemos visitado de nuevo a Alexander Kulkov, Ivan Edeshko, Dimitri Andreev y Zlatan Zarmuhkamedov, de cuyas imágenes os doy cuenta a continuación.
Paniagua, Zarmuhkamedov, Kulkov, Edeshko, V Ramos y Andreev
Mirad que sonrisas, que abrazos, que cogida de manos. Todo un símbolo de la alegría del reencuentro
Intercambio de presentes entre ambas formaciones
Y vayamos ahora con imágenes similares de jugadores españoles y de otros países.
V Ramos y Miki Berkowitz (Israel)
V Ramos, Modestas Paulaskas (Lituania) y Vicente Paniagua
Con Toni Kukoc en Dubrovnik
Buscató, Brabender y V Ramos en un partido de veteranos
He dejado esta para la última porque me da la oportunidad de contaros como le concedieron el premio Fair Play a Nino Buscató con motivo de una acción acontecida en el Torneo de Navidad del año 1973, en el partido entre el Juventud de Badalona y el Real Madrid.
Yo era siempre el encargado de defender a Nino, tarea nada fácil por el gran talento anotador de este jugador, y en una jugada comprometida frente a él yo me lesioné dejándole el camino franco hacia canasta. Él, en vez de meter una canasta fácil, tiró el balón fuera de banda yendo inmediatamente a socorrerme y a interesarse por mi estado. ¿No es esta una acción demostrativa de un valor ético evidente? ¿Cómo creéis que nos saludamos siempre que nos vemos, tras haber jugado juntos tantos años en la selección española y europea?
Otro ejemplo del mundo del atletismo:
Iván Fernández Anaya, atleta vitoriano de
24 años, se negó a ganar el cross de
Burlada, en Navarra. “No merecía ganarlo. Hice lo que tenía que hacer”. Cuando
iba segundo, en la última recta de la carrera, observó cómo el seguro ganador,
el keniano Abel Mutai se
equivocaba de meta y se paraba una decena de metros antes. Iván, en vez de
aprovechar la situación para ganar, se quedó a su espalda y con gestos y casi
empujándole le llevó hasta la meta, dejándole pasar por delante. “Él era el
justo vencedor. Yo no podía haberle
superado si no se equivoca. Desde que ví que se paraba sabía que no iba a pasarle”.
Iván Fernández Anaya, Cross de Burlada, Navarra,/12/2012
Espero que alcancéis conmigo la conclusión de que un comportamiento ético durante la etapa de alta competición genera huellas imborrables y amistades imperecederas entre los deportistas.