Nuestro compañero Miguel Angel Bufalá ha iniciado una serie de publicaciones en el imparcial a la cual podreis acceder desde el siguiente enlace:
http://www.elimparcial.es/Miguel-Angel-Bufala/autor/396/
La última publicada es:
http://www.elimparcial.es/noticia.asp?ref=157416
que aqui os copiamos
Hace dos semanas aproximadamente, recorriendo por caminos forestales los bosques del Valle de Arán, he descubierto, acompañado de unos muy buenos amigos y mi mujer, una impresionante paleta de colores, pintada por el otoño. Un efecto cromático sorprendente con solo mirar las faldas y cúspides de las múltiples montañas pirenaicas que nos seguían durante la excursión.
La flora de estos parajes en su mayoría formada por pinos silvestres y negros en las cumbres, junto a abetos y hayas, produce en esta estación, una múltiple variedad de verdes, intercalados con los tonos rojizos de otras variedades.
Desde hace siglos se han adjudicado colores asociados a las diversas ideologías políticas, económicas, sociales, corporativas, etc.
Todo este preámbulo un tanto bucólico viene a cuento, intentando equiparar la actual situación de la política española con la arboleda en el otoño.
En nuestro paisaje político más o menos reciente, hemos pasado del monocromático azul “oscuro” de la dictadura a un color azul suave, junto a dos tonalidades de rojo, uno intenso y con menos espacio y otro algo más tenue pero más amplio.
Hoy el abanico ideológico y ante próximas elecciones generales, parece claramente ampliarse, con propuestas que marcan cambios en el número, apareciendo nuevos grupos y cambios en la intensidad de sus colores.
Como ciudadano de a pie, sin la más mínima vinculación ni interés con asociación o partido político alguno y como mero observador que intenta formarse criterio propio a pesar del continuo bombardeo multipartidista, no deja de llamarme la atención, cómo el lienzo que se puede dibujar terminará pareciendo un cuadro que como figuras principal y secundaria tendrán obligatoria mezcla de colores, añadiendo a los ya clásicos, ahora algo descoloridos, nuevos trazos más pequeños pero de apariencia más brillante y que hasta hace poco parecían imposible de combinar.
En cualquier caso lo que más me preocupa son los colores que pretenden salirse del lienzo e incluso del propio marco, a pesar de tener a su disposición un importante y a mi entender suficiente espacio.
Finalmente, si cada uno de nosotros, próximamente con nuestro voto damos una pincelada, hagámoslo intentando mejorar lo anterior, evitar el negro de la corrupción y pensando en la obra completa tanto al menos como en nuestro beneficio.
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